Este artículo va sobre el ya famoso caso de la niña Nadia Nerea, y la confianza depositada en las ONG. ¿O no sólo es eso?
Empezaremos con un experimento, querido lector. Cierra los ojos. Escucha este nombre: Nadia Nerea. Primero, sin más explicación, piensa si sabes a qué me refiero con este nombre. Después, anota mentalmente qué pensamientos, qué sensaciones, qué emociones te vienen a la cabeza.
Bien. Vamos allá. Nadia Nerea es una pequeña que sin quererlo se ha hecho famosa las últimas semanas por la mala praxis de sus padres. Una niña con una supuesta enfermedad rara, tricotiodistrofia, que sus padres han aprovechado para recaudar fondos y emplearlos en todo menos en su salud.
¿Has acertado? ¿Sabías de qué hablábamos solo con escuchar el nombre? Si lo has hecho debes ser de la mayoría de españoles y españolas que estas semanas han seguido el caso por los medios de comunicación.
Vamos con la segunda pregunta. ¿Qué sentimientos, emociones, dudas, temores, te han asaltado? Imagino que algunas tendrían que ver con la falta de escrúpulos de unos padres que han aprovechado la lástima por la enfermedad de su hija para enriquecerse. Lo segundo si esa niña estaría bien atendida o no. Cosa que no sabemos de momento, pero que también se ha puesto en tela de juicio. Lo tercero…y seguro que es así, la credibilidad de causas similares. ¿Cómo puedo fiarme de que la organización o proyecto al que apoyo realmente no me tome el pelo? ¿Será un caso aislado? ¿Podemos confiar en las ONG? ¿Realmente llega el dinero? ¿Son tan loables estas causas?
Voy a pedirte un esfuerzo más, querido lector. ¿Realmente piensas tú eso? ¿O son las noticias que has leído, escuchado, visto, los últimos días, las que te han llevado a pensarlo, o a priorizarlo por encima de otras cuestiones, como la de un caso aislado de un par de corruptos que han engañado a gente para sacarles el dinero?
Y volvemos al principio de nuestro artículo. ¿Es una cuestión de credibilidad en las ONG, o de ética periodística? ¿De verdad este asunto está tratado como lo que es: un caso aislado de dos personas corruptas y aprovechadas?
¿Es una cuestión de credibilidad en las ONG, o de ética periodística? ¿De verdad este asunto está tratado como lo que es: un caso aislado de dos personas corruptas y aprovechadas?
La “noticia” ha abierto telediarios nacionales durante días, contando prácticamente lo mismo, y ha sembrado el desconcierto en el sector de las organizaciones solidarias en general. Se han traído a colación anteriores casos, de nuevo aislados, de alguna organización que no actuó correctamente, y ¿con qué interés? ¿Realmente cumplía los requisitos para ser una noticia al nivel de los principales telediarios del país, por delante de guerras, desastres naturales, política, y otros asuntos relegados a un segundo plano?
En 1926 el editor del Manchester Guardian, C. P. Scott afirmó “los hechos son sagrados, las opiniones libres”. Una máxima que sin embargo no siempre se corresponde con la realidad en el periodismo.
El filósofo Habermas afirma críticamente que información y opinión se dan entrelazados en el periodismo: “Los periódicos pasaron de ser meros lugares de publicación de noticias a ser también portadores y guías de la opinión pública, medios de lucha partidista. Lo que acarreó la siguiente consecuencia por lo que a la organización interna de la empresa periodística hace. La inserción de una nueva instancia entre la colección de noticias y su publicación: la redacción. Pero para el editor esto significaba que pasaba de ser un vendedor de noticias frescas a un comerciante de opinión pública”.
Para Habermas, la comunicación periodística produce en los ciudadanos una comprensión intersubjetiva casi homogénea del espacio social, capaz de crear lugares comunes. En opinión del filósofo alemán, el espacio social es, en un elevado porcentaje, producto de los medios.
Desconozco las razones que han llevado a los principales medios de este país a sembrar las sospechas sobre un sector que lucha cada día por atender, ayudar, acompañar -con enormes dificultades- a las personas más vulnerables y machacadas de nuestra sociedad. Un sector al que en España apoya menos de un 20% de la ciudadanía, frente a otros países europeos como Francia (49%), Reino Unido (55%), Austria (76%) o Finlandia (78%). Nos queda mucho camino que recorrer en lo que a solidaridad y lucha por la justicia se refiere. Y la credibilidad y la confianza en las causas lo es todo.
Merece la pena reflexionar un poco más, y ver cuánto de libre ha sido nuestro pensamiento inicial, cuán de fundamentado está, y cuánta credibilidad merece ahora. Los medios tienen un gran poder, pero nuestra capacidad de discernimiento y reflexión más. Sé crítico, pide información, analiza las webs, las cuentas de los proyectos, y, si puedes, acércate a conocerlos. Es la mejor garantía. Pero nunca, nunca, permitas que los árboles no te dejen ver el bosque… Que no te impidan descubrir y sentir la inigualable sensación de dar.