Y tras casi un año de pandemia las desigualdades estructurales que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo, lejos de desaparecer, se han agravado, tal y como confirman los datos.

  • A las mujeres les ha ido peor en el mercado laboral y sus tasas de empleo y de actividad han sido más bajas y han registrado mayor desempleo.
  • También sufren una mayor temporalidad y parcialidad en el empleo femenino
  • Teniendo como resultado una gran brecha salarial de género del 21,41%.
  • En términos absolutos todo esto implica que las mujeres cobran, de media al año, 5.726€ menos que los hombres. Una diferencia abismal.

¿Qué es la crisis de los cuidados?

Tras los estados de alarma y confinamientos padecidos, ha quedado en evidencia la crisis de los cuidados.

  • A las tareas y responsabilidades del hogar ya habituales, las mujeres han añadido la educación de hijas e hijos debido al cierre de los centros educativos.
  • Lo han debido de hacer en paralelo a su jornada laboral: trabajando intermitentemente o restando horas al sueño.
  • Se ha echado en falta que la mayor presencia de hombres en los hogares, derivada del confinamiento, los ERTEs o el desempleo provocase un cambio significativo.
  • Estudios recientes confirman que el aumento de tiempo masculino en las responsabilidades del hogar ha sido mínimo.

Conciliación en familias monoparentales

El 81% de las mujeres encabezan las familias monoparentales españolas. En estos casos el reparto de tareas en el hogar resulta materialmente imposible. Lo que deriva, casi siempre, en casos de renuncia a empleos o reducciones de jornada con una merma de ingresos. Un 41% de estas familias cuales se encuentra en riesgo de pobreza.

Si la tan ansiada corresponsabilidad familiar no está, ni se la espera a corto plazo, y que esta crisis afecta con más virulencia a las mujeres debido a que el sector servicios, muy feminizado, es uno de los más afectados, encararemos un doble peligro.

  1. En primer lugar, que las mujeres expulsadas del mercado laboral no vuelvan a incorporarse debido a la carga de cuidados y de lo difícil que resulta la reinserción laboral si no hay un reparto equitativo de las tareas.
  2. En segundo lugar, que les cueste más mantenerse en sus empleos debido al esfuerzo que supone la conciliación.

Desigualdad y pandemia

La pandemia ha puesto sobre la mesa el teletrabajo y desigualdad laboral entre hombres y mujeres, como una vía para el equilibrio, pero debemos valorar el riesgo que se convierta en una trampa para las mujeres.

Las mujeres seguirán asumiendo la doble y triple jornada, sin moverse de su domicilio, con menos ocasiones para socializar, y establecer nuevos contactos que les permitan mejorar su movilidad laboral o sus oportunidades de promoción profesional.

Violencia de género en tiempos de pandemia

La situación del confinamiento está afectando especialmente a las mujeres víctimas de la violencia de género.

  • Mayor tiempo en sus casas
  • Mayor aislamiento y control por parte de sus agresores
  • Mayor tiempo de convivencia con estos y probabilidad de sufrir agresiones
  • Menores oportunidades de pedir ayuda

Son factores que, sin duda, han agravado su situación.

En definitiva, la Covid-19 ha venido a reforzar la desigualdad estructural de género y, si no lo remediamos pronto, a convertir en más vulnerables a las personas que ya eran más vulnerables.